Anónimo escribió:
"REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA"
Caracas, 10 abril del 2006.-
Representantes y creyentes de la Iglesia Católica, apostólica y cristiana en Venezuela Nosotros activistas de Protección y Defensa de los Derechos Animales, en atención a lo establecido en las sagradas escrituras y en los principios rectores contenidos en la Declaración Universal de los Derechos de los Animales, proclamada el 15 de octubre de 1987 por la UNESCO- ONU; Ordenanzas, decretos y demás instrumentos legales vigentes, referidos a la protección de animales, respetuosamente nos dirigimos ante Ustedes , para plantearles de manera escrita, nuestro rechazo y repudio con relación a las celebraciones patronales religiosas, asociadas a espectáculos sangrientos con seres vivos, que además de distorsionar los valores de respeto ante la vida de otros, van en contra de la enseñanza de la palabra de Dios.
La peor tradición romana, que expresa la crueldad y violencia pública con seres inocentes, donde se asesinan por simple diversión, ha permanecido latente en nuestro país, amparada bajo el argumento que forma parte de nuestra ancestral cultura venezolana.
Históricamente, las corridas de toros, peleas de gallos, toros coleados y otros de naturaleza similar, fueron introducidas por los europeos a América, durante la época colonial. El origen de estos espectáculos macabros, no parte como muchos creen, de la Europa Medieval, sino que se remonta a los sangrientos juegos romanos, donde se mataban a miles de animales, para divertir a un público salvaje, sediento de sangre y de fuertes emociones. Estos a lo largo del desarrollo de los diversos pueblos del mundo, se extendieron y practicaron cómo una diversión exclusiva, de la nobleza, y en el caso de Venezuela, por los ricos ganaderos oligarcas.
En la actualidad diversos países del mundo, han experimentado cambios transformadores en las políticas económicas y socioculturales, basadas en un conjunto de normas de convivencia donde los valores morales y éticos se encausan hacia una forma de conducta, más humana y menos primitiva. En otras palabras, los pueblos se han civilizado, entendiéndose éste concepto, como la acción de adquirir conocimientos, cultura y formas de vida propia de los países más desarrollados. “Civilizar “un pueblo es educarlo, con el fin de trasformar su estado salvaje, a uno más civilizado. Ejemplo de ello, lo tenemos en la época romana, que aunque fue tradición lanzar a los leones seres humanos, en particular a los cristianos, para divertir, con el tiempo se consideró, que ésta, era cruel e injusta. De igual forma, hace dos siglos los negros no eran considerados seres humanos e incluso existían tratados justificando esa postura. Pero con la llegada de la Revolución Francesa, algunas tradiciones y costumbres elitescas, comenzaron, a derrumbarse con las nuevas ideas de democracia, de igualdad, justicia y derechos para todos, dejando atrás por ejemplo, la esclavitud, en un mundo donde quizás los venezolanos, sólo seríamos peones en un fundo bajo el dominio de algún terrateniente importado de algún país extranjero.
En este mismo contexto, los espectáculos incivilizados hacia los animales, están siendo puestos en discusión, ya sea en su forma (regulando) o en su esencia (prohibiendo); pues independientemente de los motivos que lo justifiquen (negocio o diversión), este representa el grado de valor que el hombre le da a la vida, incluso aquella vida, que no tiene ninguna posibilidad de opinar o defenderse por si misma, frente a la manipulación humana Recientemente una de las tradiciones que formó parte por muchos años de la cultura española, como las corridas de toros, fueron prohibidas en Barcelona.
Ojala la divina providencia ilumine la mente de los demás gobernantes, que aún mantienen en sus países, la peor herencia legada, por nuestros sanguinarios antepasados romanos y sigan el mismo ejemplo que dio Barcelona. Contrariamente a estos procesos, donde los países avanzan hacia el más alto grado de cultura civilizada, haciendo la conducta más humana y menos salvaje, Venezuela involuciona, hacia las formas más primitivas del comportamiento humano, cuando mantiene éstos espectáculos medievales con animales; nacidos del genocidio cometido contra nuestro pueblo indígena, durante la colonia, que además de habernos legado la pérdida de nuestra identidad nacional, nos dejó la cultura del sadismo, donde la tortura, se maquilla de costumbre.
Y lo más insólito es que hoy en día, ese genocidio cometido, con el fin de evangelizar a los indios, no ha tenido un perdón públicamente, por parte de la iglesia católica, sabiendo ésta, que nuestros indígenas, fueron asesinados, exterminados y esclavizados, en el nombre del Dios de los Cielos. Y dónde quedó, en este caso, la palabra de Jesús, cuando dijo: “en verdad os digo que quien saca ventajas del perjuicio ocasionado a una criatura de Dios, no puede ser honesto. Tampoco pueden cuidar de las cosas santas o enseñar los misterios del Cielo, aquellos cuyas manos están manchadas con sangre o cuya boca está ensuciada con carne (Evangelio de Jesús. 38,2).
Afortunadamente, con los valores de libertad, igualdad, justicia e independencia, legados por nuestro Libertador, se consolidaron en un nuevo ordenamiento jurídico constitucional, donde no solo legítima los derechos de nuestros indígenas, sino que reconoce el origen de nuestro acervo histórico-cultural e identidad nacional, a partir de la cultura indígena ancestral. Tomando en cuenta nuestro legado indígena reconocido y legitimado por nuestra Carta Magna, no se logra concebir, cómo la praxis de la enseñanza cristiana, ha formado parte, de la transculturización del pueblo venezolano, al permitir tradiciones romanas crueles y sangrientas, amparadas por la propia iglesia católica, cuando son celebradas las llamadas Ferias y fiestas patronales. Como un ejemplo se tienen las Ferias de San Sebastián (Táchira), del Sol (Mérida), Calabozo.(Guárico), San José.(Aragua,) Orinoco (Bolívar), Fiestas en honor de Nuestra Señora de Coromoto (Naiquatá), entre otras.
Bajo esta misma panorámica, existe otro elemento que merece ser evaluado por la iglesia, cuando vemos que en estos espectáculos sangrientos celebrados en el nombre de los santos, lo que realmente, fomenta y mantiene, es la violencia pública , generando con ella, la formación de conductas patológicas, potencialmente peligrosas para el colectivo. Diversos estudios en psicología, sociología, y criminología, realizados por diversas instituciones y organismos a nivel mundial, han demostrado que los desordenes de conducta de asesinos potencialmente peligrosos, han estado relacionados en su niñez y adolescencia por serios y repetidos historiales de maltrato hacia los animales. Los departamentos de inteligencia policial, conocen dicha relación y la utilizan para elaborar perfiles de asesinos en serie.
Algunos de los más conocidos como Jeffrey Dahmer, Alberto DeSalvo, David Berkowitz o el Vampiro de Dusseldorf, empezaron sus fantasías de torturas y crueldad, con animales.
En 1970 el FBI realizó un estudio con 36 asesinos múltiples convictos, donde se determinó que el 46 % de ellos, habían torturado animales durante su adolescencia. De acuerdo a Kellert & Felthous (1985), los niños que crecen rodeado de agresión contra cualquier ser vivo tiene más probabilidad de violar, abusar o matar a humanos cuando sean adulto. De igual manera, el Manual de Trastornos de la APA, figura el trastorno de conducta, asociado entre otros síntomas, por crueldad hacia animales y/o humanos. En otras palabras, la violencia hacia los animales podría tener un valor predictivo de violencia hacia humanos.
La palabra sagrada contenida en las santas escrituras y algunos pensamientos expresados por famosos, reafirman también, la relación que existe entre los asesinos y la crueldad de éstos, hacia los animales.
“Del asesinato a los animales al asesinato de los hombres, sólo hay un paso"
León Tolstoi
"Todo cuanto hagáis al más humilde de Mis hijos, Me lo estáis haciendo a Mí, pues Yo estoy en ellos, y ellos están en Mí. Sí, Yo estoy en todas las criaturas, y todas las criaturas están en Mí. En todas sus alegrías, también Yo Me regocijo; en todos sus dolores, también Yo sufro. Por eso os digo: sed amables los unos con los otros, y con todas las criaturas de Dios”. Jesús. (Evangelio de los doce 38:6).
Si nuestra sociedad mantiene las bases para la formación de asesinos con el apoyo de espectáculos donde se incita a matar a otros de manera pública en el nombre de los santos patronos, no puede garantizar la seguridad colectiva. Otro aspecto vinculado a lo anterior, es que estas fiestas sangrientas donde se sacrifican seres inocentes, reflejan los valores y sentimientos contrarios a la vida y respeto de otros, olvidándonos que estas criaturas, además de haber sido creados por Dios, también son hijos del creador.
A manera ilustrativa, solo durante el mes de noviembre del 2005, se celebraron simultáneamente las masacres públicas de 6 novillos y 32 toros con la Feria de Nuestra Señora del Socorro (Valencia) y 32 toros con la Feria de la Chinita, en Maracaibo.
Representantes de Dios: respóndanos: ¿Dónde estuvo Dios, cuando se masacraron y asesinaron a estos seres inocentes, por simple diversión, en el nombre de tus santos patronos? ¿Por qué los representantes de la iglesia católica, no prohíben los espectáculos sanguinarios y macabros, donde se descuartizan públicamente los hijos de Dios, en el nombre de sus santos patronos? ¿Qué tipo de interés se ha negociado con el mal, para mantener silenciada la palabra de Dios, cuando ocurren estos asesinatos públicos de seres indefensos? Dónde queda la enseñanza de la palabra de Dios cuando menciona:
"...Y nadie herirá o matará en Mi nombre..." (Evangelio de los doce 6: 16).
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